En la política colombiana hay mensajes que pasan de largo y mensajes que sacuden el tablero.
El trino de María Fernanda Cabal fue lo segundo.
Mientras el país enfrenta una crisis institucional, económica y de seguridad sin precedentes, la senadora decidió decir lo que muchos en la base de la derecha vienen reclamando desde hace meses: la definición del candidato único no puede seguir aplazándose.
No es un ataque.
No es una ruptura.
Es un campanazo.
“La patria es el bien superior y no da espera.”
María Fernanda Cabal
La frase resume el sentimiento de miles de ciudadanos desesperados por ver acción en un país que se desdibuja bajo el desgobierno de la izquierda.
Un partido que no puede dormirse
El aplazamiento en la elección interna del Centro Democrático cayó mal, no por la decisión técnica, sino por el contexto:
un país incendiado no puede darse el lujo de postergar soluciones.
Mientras la derecha ajusta calendarios, la izquierda avanza con narrativa, estructura y tiempo a favor. Y en política, el tiempo es capital.
Por eso el mensaje de Cabal conecta: no es un reclamo interno, es un llamado nacional.
La propuesta de De la Espriella es pragmática, no polarizante
En ese ambiente surge la propuesta de Abelardo De la Espriella:
una encuesta rápida, transparente, entre los cinco precandidatos, para anunciar en diciembre como regalo de Navidad para el país al candidato único capaz de enfrentar al proyecto de izquierda.
No improvisación.
No división.
Pragmatismo.
Y Cabal, lejos de jugar cálculos personales, se sumó sin titubear:
“Definir un candidato único de la derecha no solo es necesario, sino una obligación por el país.”
En tiempos donde el país demanda carácter, Cabal demostró lo que muchos líderes evitan: poner el país por encima del calendario interno.
La base pide acción, no aplazamientos
Mientras algunos insisten en “seguir conversando”, la ciudadanía siente que conversar más equivale a perder tiempo, y perder tiempo significa perder país.
El riesgo es evidente: la gente se confunde, se desmotiva, se divide.
Una derecha sin claridad es un regalo para la izquierda, que ya demostró saber capitalizar el caos.
Cabal entiende que lo que está en juego no es una candidatura:
es la gobernabilidad futura de Colombia.
Unidad sí, pero unidad con decisión
Cabal no pidió peleas.
No pidió fracturas.
Pidió algo mucho más simple y más valioso para el país:
Decisión. Rumbo. Liderazgo.
Y ese liderazgo hoy pasa por elegir ya un nombre, cerrar filas y comenzar a trabajar en la derrota del proyecto político que está destruyendo al país desde adentro.
Porque, como ella lo dijo, la patria no espera.
Y la derecha tampoco debería hacerlo.

