En medio del recrudecimiento de la violencia en el país, el gobernador de Antioquia envió un fuerte mensaje al presidente Gustavo Petro, exigiéndole ejercer con firmeza su papel como Comandante en Jefe de las Fuerzas Militares y de Policía.
Desde su cuenta de X (antes Twitter), el mandatario regional expresó:
“Le propongo que cambie de bando y ejerza como comandante en jefe de las FFMM y de Policía. Que defienda a los ciudadanos y pare de contemporizar y contemplar a sus aliados de la paz total: bandidos de distinta pelambre que han crecido y se han fortalecido en su gobierno.”
El mensaje no pasó desapercibido. En redes sociales, cientos de usuarios respaldaron las palabras del gobernador, que reflejan el cansancio de una parte del país ante la ola de inseguridad, los ataques a la fuerza pública y la pérdida de control en regiones donde grupos ilegales siguen imponiendo su ley.
El mandatario antioqueño también hizo una invitación directa al presidente Petro:
“Le propongo visitar el Batallón de Tunja, a los Soldados y a sus gentes.”
Críticas a la “paz total” y el papel del Gobierno
La crítica del gobernador se suma a las de otros líderes regionales que han cuestionado la estrategia de “paz total”, impulsada por el presidente Petro. Según sus detractores, esta política ha permitido la expansión de organizaciones criminales bajo la excusa de procesos de diálogo y cese al fuego.
En Antioquia, especialmente en zonas rurales del Bajo Cauca y el nordeste del departamento, comunidades denuncian incrementos en la extorsión, desplazamientos y reclutamiento de menores, sin que haya respuestas efectivas del Gobierno Nacional.
Un mensaje que resuena más allá de Antioquia
El pronunciamiento del gobernador refleja un sentimiento extendido en varias regiones del país: la necesidad de que el Estado retome el control y garantice la seguridad ciudadana. Su llamado a “cambiar de bando” se interpreta como una exigencia para que el presidente Petro deje de justificar la violencia en nombre del diálogo y asuma el liderazgo militar y moral que exige la Constitución.
Mientras el país enfrenta un panorama complejo, con tensiones políticas, económicas y sociales, el eco del mensaje antioqueño marca un punto de inflexión: la exigencia de resultados concretos y no discursos ideológicos.

