El Centro Democrático se encuentra en un momento decisivo de cara a las elecciones presidenciales de 2026. Aunque nombres de peso como María Fernanda Cabal y Paloma Valencia siguen teniendo protagonismo en el ala más fuerte del uribismo, las señales apuntan a que la colectividad estaría cerrando filas en torno a Miguel Uribe Londoño, exsenador y exsecretario de Gobierno de Bogotá.
Tensiones internas y estrategia electoral
Las bases del partido reconocen la fuerza de Cabal y Valencia, pero también advierten que sus perfiles tienden a polarizar al electorado, dificultando una victoria en segunda vuelta. En contraste, Miguel Uribe aparece como una carta fresca, con menos desgaste político y una imagen que proyecta renovación, capaz de tender puentes entre sectores de derecha y de centro.
El fantasma del “lilianazo”
Este escenario revive recuerdos de 2015, cuando el expresidente Álvaro Uribe bloqueó la aspiración de Liliana Rendón a la Gobernación de Antioquia, lo que generó divisiones internas conocidas como el “lilianazo”. Hoy, algunos militantes temen que algo similar ocurra si se frena la fuerza de candidaturas femeninas para privilegiar la opción de Miguel Uribe, quien tendría el respaldo directo del expresidente.
¿Por qué Miguel Uribe?
El ascenso de Uribe Londoño responde a varios factores estratégicos:
- Perfil con proyección nacional.
- Experiencia en Bogotá, una plaza decisiva para cualquier aspiración presidencial.
- Cercanía con Álvaro Uribe Vélez y respaldo en sectores empresariales.
- Imagen de unidad, capaz de mantener cohesionada la colectividad.
El reto del Centro Democrático
La decisión no solo será la definición de un candidato, sino una prueba para medir la capacidad del uribismo de adaptarse a un nuevo ciclo político. El partido enfrenta la presión de reorganizarse frente a la fuerza del Pacto Histórico y la consolidación de alianzas de centro.
En últimas, lo que está en juego no es solo una candidatura, sino el futuro del Centro Democrático como fuerza competitiva en el escenario nacional.
