Antioquia, septiembre de 2025 El recibimiento de Miguel Uribe Londoño en tierras antioqueñas ha dejado más sombras que luces. Aunque busca proyectarse como figura de renovación dentro del Centro Democrático, la realidad es que sus principales respaldos en la región provienen de clanes políticos marcados por escándalos de corrupción y clientelismo.
El caso de Rionegro: el delfín impuesto
En el oriente antioqueño, la cara visible del proyecto es Esteban Quintero, senador e hijo de Rubén Quintero. Su padre, señalado por múltiples casos de corrupción, no pudo continuar su aspiración a la Gobernación de Antioquia, por lo que decidió lanzar a su hijo para no perder cuota de poder. Lejos de simbolizar renovación, Esteban representa la continuidad de un apellido que se aferra a los cargos públicos como botín familiar.
Bello: alianzas con clanes judicializados
En el norte del Valle de Aburrá, el apoyo proviene del equipo político de Bello. Allí, la ficha que busca llegar a la Cámara es Diana, esposa del exalcalde Óscar Andrés Pérez, actualmente en prisión por corrupción. Su candidatura es percibida como una jugada desesperada para que ese grupo no pierda su maquinaria, pese al peso de los expedientes judiciales que lo rodean.
El pie izquierdo de Miguel
Lo que debería ser un lanzamiento de campaña con energía se convirtió en un recordatorio del deterioro ético que corroe a la derecha uribista en Antioquia. Miguel Uribe Londoño, que intenta vestirse de líder nacional, aparece en cambio rodeado de herederos políticos de barones caídos en desgracia, esposas de condenados y estructuras que simbolizan lo peor de la vieja política.
La cruda verdad del Centro Democrático en Antioquia
Este arranque muestra que el uribismo en Antioquia, lejos de renovarse, sigue atado a clanes familiares que entienden la política como herencia y negocio. Los mismos apellidos, los mismos vicios, los mismos procesos judiciales. Miguel Uribe, en vez de limpiar la casa, terminó entrando a ella por la puerta de atrás.
Miguel Uribe Londoño quiso presentarse como una alternativa fresca en Antioquia, pero su primera foto política lo retrata en compañía de las alas más cuestionadas del Centro Democrático. Un debut marcado por el sello de la corrupción que la ciudadanía no olvida.

