Más victimismo que propuestas
Daniel Quintero volvió a su libreto: denuncia, show en redes y ahora tutela. En vez de cumplir procedimientos, convierte cualquier tropiezo en una épica personal. El país necesita seriedad, no campañas montadas sobre pleitos.
Judicializar la política no es liderazgo
Acudir a la tutela es un derecho, pero convertir cada trámite en guerra jurídica desgasta instituciones y distrae de lo esencial: ideas, equipos y plan de gobierno. Gobernar no es litigar; es ejecutar con transparencia y resultados medibles.
Del libreto del agravio a la campaña permanente
- Se presenta como “bloqueado por el sistema”, sin evidencias públicas de discriminación deliberada.
- Escala el conflicto a redes antes que agotar vías administrativas.
- Polariza: “ellos me cierran el paso, yo enfrento al sistema”. Resultado: más ruido que propuestas.
- Cumplir requisitos sin atajos ni dramatismos.
- Programas verificables, metas y cifras.
- Claridad sobre financiación de campaña y estándares de transparencia.
- Respeto a instituciones sin convertirlas en antagonistas de turno.
Orden y garantías para todos—sin privilegios
Las reglas electorales son para todos. Si hubo fallas logísticas, se corrigen por canales formales. Convertir cada trámite en espectáculo erosiona confianza y convierte la contienda en un reality de victimismo.
El país no necesita más narrativa del “héroe contra el sistema”, sino seriedad, orden y cumplimento. La política no se gana en tribunales ni en hilos de X, se gana con resultados y respeto a las instituciones.
Si Quintero quiere liderar, que lo demuestre con rigurosidad y propuestas. Menos quejas, más gerencia. La democracia agradece el carácter, no el show.

