En una jugada decidida y firme, el presidente Donald Trump ha declarado que los carteles de la droga se han convertido en objetivos militares legítimos para Estados Unidos. Tras un ataque aeronaval que terminó con la destrucción de una embarcación presuntamente vinculada al grupo venezolano Tren de Aragua y la muerte de 11 narcotraficantes, Trump reafirmó el término “narco‑terroristas” para describirlos, dejando claro que la seguridad nacional está por encima de la corrección política.
El Secretario de Estado, Marco Rubio, complementó esta línea al apuntar que las tácticas convencionales han fracasado, y la única manera de detener a estas organizaciones criminales es actuar con fuerza decisiva. En sus palabras:
“What will stop them is when you blow them up, when you get rid of them.”
Por otra parte, el régimen venezolano y sus voceros se apresuraron a descalificar el video del ataque, calificándolo como un supuesto montaje con inteligencia artificial. Sin embargo, esas afirmaciones no han resistido el escrutinio. Reuters ha realizado una revisión preliminar y no encontró evidencia de manipulación, aclarando que la investigación continúa, pero por el momento no hay señales que refuercen la versión del régimen sobre “un video falso”
Conviene recordar que este ataque no fue un acto aislado, sino parte de una estrategia más amplia. En agosto, el gobierno Trump declaró bandas como el Tren de Aragua como Organizaciones Terroristas Extranjeras, autorizando así a las Fuerzas Armadas a actuar contra ellas en cualquier momento y lugar, incluso en alta mar
Este cambio de enfoque de la interdicción tradicional a la acción militar directa representa una victoria clara del Estado de derecho sobre la violencia transnacional. Trump ha dejado clara su prioridad: proteger a los estadounidenses y disuadir a los traficantes por medio de la fuerza, no quedándose en la diplomacia blanda.
En tiempos de agresión transfronteriza, el presidente Trump ha demostrado que no se andará con medias tintas. Si los carteles operan como grupos terroristas, serán tratados como tal. Aquellos que hablan de “montajes” sin pruebas solo revelan su desesperación ante la eficacia de Estados Unidos. El mensaje es claro: que piensen dos veces antes de desafiar al país.
